Es curioso que lo que a menudo describimos como una invención no es más que lo que los ecosistemas de nuestro planeta han estado haciendo durante muchos tiempo.
Cuando Thomas Edison creó las primeras bombillas, el filamento original era de bambú, que tiene un alto contenido natural de hierro. Un siglo después, esas bombillas originales aún funcionan. Aunque mucha gente lo piense, no fue Edison quién inventó la electricidad. Las células vivas la han usado durante millones de años. Ligeras diferencias de pH a ambos lados de la membrana celular generan minúsculas corrientes, a menudo demasiado pequeñas para ser medidas. En los sistemas naturales, la corriente eléctrica nunca se basa en metales extraídos del subsuelo y fundidos, y aún así consigue una conductividad prácticamente sin resistencia.
La naturaleza utiliza 6 fuentes principales de electricidad: calor, luz, fricción, presión, magnetismo y bioquímica. El magnetismo aporta la mayor parte de la producción eléctrica mundial. Todos nuestros generadores, ya sean hidroeléctricos, térmicos (a base de carbón, petróleo o gas) o nucleares, se valen del magnetismo para generar energía eléctrica haciendo girar una espiral dentro de un campo magnético.
Los sistemas naturales no emplean ninguno de los métodos extremos concebidos por la humanidad
En la naturaleza, el fuego y la incineración son más la excepción que la regla. Ni siquiera un contenido de madera seca del 50% se despacha quemándolo. La humanidad recurre fácilmente a la quema de todo lo que considera como un desecho. Es una política dominante en la agricultura, la industria y la eliminación de basuras y residuos. Cuando no sabemos qué hacer con algo, lo quemamos.
El ejercicio de observar las fuentes naturales de energía puede servir de inspiración. Una mirada fresca a las fuerzas que operan en los ecosistemas proporciona el estado mental correcto para buscar soluciones duraderas para nuestra cada vez mayor carencia energética.
¿Cómo se llena el coco de agua? No hay ninguna bomba, ni se absorbe el agua de lluvia. ¿Cómo erigen los árboles sus colosales estructuras? ¿De dónde saca la ósmosis vegetal el poder para vencer la fuerza gravitatoria y hacer subir los nutrientes a través de los tubos capilares de la planta? Por supuesto, aquí entran en juego la tensión superficial y la poderosa atracción de la luna, responsable de las mareas, otra fuerza predecible en nuestra física. Hay otras fuerzas explotadas por los sistemas naturales, en gran detalle y a niveles microscópicos, que proporcionan a todas las formas de vida recursos energéticos de los que han aprendido a servirse para satisfacer sus necesidades. Esto contrasta sobremanera con las soluciones industriales de las que nos servimos los humanos. Las soluciones modernas parecen simples, pero su ineficiencia inherente es descomunal en comparación con las agrupaciones de fuentes de energía naturales. Por eso desperdiciamos tanta energía, y por eso ahora nos preguntamos: ¿dónde residen las oportunidades reales?
Fuente: Ecointeligencia
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